Trasplantar orquídeas consejos y recomendaciones

En general se considera que se debe trasplantar las orquídeas cada uno o dos años, siempre que se observe que el sustrato donde se encuentran está perdiendo los nutrientes que necesitan para su desarrollo y crecimiento. Pero siempre hay excepciones, por ejemplo los Paphiopedilum (zapatitos o babuchas) se mudan cada seis meses y a las Sobralias (lirio de San Juan) hay que “molestarlas” muy poco. A partir de que se produzca esta situación, se debe realizar el trasplante durante la primavera, considerando otros factores que pueden determinar el trasplante en cualquier otro momento, como por ejemplo: después del florecimiento, un drenaje insuficiente, aparición de Más información sobre plagas y enfermedades, etc.

Pasos para trasplantar orquídeas

  1. Cuando se haya  elegido el momento más oportuno y adecuado para trasplantar la orquídea, deberás elegir la maceta donde se ubicará la planta. Teniendo en consideración su tamaño (debe ser un espacio que le permita crecer durante 1 o 2 años) y también debe tener agujeros de drenaje suficientes y adecuados, así como agujeros a los lados que le permita airearse. También  se recomienda elegir una maceta poco profunda para evitar que se acumule el agua.
  2. En lo que se refiere al sustrato, debes tener en cuenta que las orquídeas son epífitas, es decir crecen sobre árboles, por lo que no se aconseja usar una una mezcla general, como la que se usa para el resto de flores, sino usar un sustrato que contenga tierra suelta, trozos de corteza y otros materiales orgánicos que favorezcan la nutrición de la planta
  3. Para que el proceso del cambio no sea tan abrupto, se debe regar la orquídea antes del trasplante y también remojar el nuevo sustrato a fin de que absorba y retenga humedad antes que llegue la orquídea a su nuevo contenedor.
  4. A continuación llega el momento de preparar la orquídea para trasplantarla. Para esto, deberás retirar la orquídea de su maceta actual. Para hacerlo correctamente, se debe colocar una mano en la base de la orquídea mientras se sostiene la maceta con la otra mano. Se debe girar poco a poco la orquídea para despegarla y hacerla salir con mayor facilidad, todo esto de la manera más suave posible.
  5. Cuando hayas conseguido sacar la orquídea de su antigua maceta, evitando cortar las raíces, se debe enjuagar para deshacerse de todo el sustrato viejo que haya quedado en ella. Hazlo con tus dedos suavemente antes de limpiar las raíces con un chorro de agua, es mejor que  el agua sea embotellada para evitar excesos de cal y otras sustancias del agua corriente del grifo. Este paso es muy importante para que la planta quede totalmente limpia y así conseguir el mayor número de nutrientes del nuevo sustrato, además de eliminar los posibles plagas que tuviera.
  6. Seguidamente se retiran las raíces y hojas muertas, para acabar de limpiar por completo la orquídea. Se debe observar detenidamente la orquídea y se corta todas aquellas raíces suaves y marrones, las hojas amarillentas o los pseudobulbos marchitos. Una recomendación es que se espolvoree en aquellos tallos cortados un poco de canela, ya que esto ayudará a proteger a la orquídea de infecciones y pudrición, actuando como un fungicida natural. También puedes usar un fungicida especial para orquídeas.
  7. Finalmente llega el momento de trasplantar la orquídea a una maceta más grande. Colocar con suavidad la orquídea dentro de la nueva maceta, trasladándola con cuidado y poniendo sus raíces en el interior. Cuando la planta esté centrada, se  debe agregar el nuevo sustrato fresco para que adquiera todos los nutrientes y crezca sana y fuerte. La base deberá quedar cubierta, usa tus dedos para presionarlo y compactarlo sin ejercer demasiada presión.
  8. Con la planta dispuesta en su maceta nueva, se debe regar la orquídea para remojar y humedecer el sustrato. En las siguientes semanas luego del trasplante regar la planta con más frecuencia, una o dos veces a la semana, para que el nuevo sustrato pueda absorber toda la humedad necesaria. Luego, bastará con regarla cuando la tierra está seca o una vez cada dos semanas, aproximadamente.