La Phalaenopsis son uno de los géneros de orquídeas más populares, no solo entre los expertos, sino también por los aficionados y las personas amantes de las flores debido principalmente a los hermosos colores que esta planta presenta.
Descripción de la Phalaenopsis
Se les conoce como orquídeas mariposa, también se las llama como orquídeas alevilla y orquídeas boca.
Las orquídeas mariposa son plantas de tipo epífitas: no enraízan en el suelo, sino que utilizan un huésped como soporte (generalmente árboles), así ganan altura y alcanzan la iluminación adecuada. De esta tarea se encargan unas raíces grandes y fuertes, de color verde, capaces de realizar la fotosíntesis y que a veces se escapan de la maceta buscando la luz.
Durante la floración estas orquídeas producen unas varas largas que se tendrán que entutorar para evitar que se doblen. De sus yemas salen las flores, estas pueden ser de varios colores dependiendo de la variedad (blancas, rosas o incluso moteadas).
Cuidados de las Phalaenopsis
Recipiente
Uno de los aspectos más importantes a la hora de cultivar las plantas es el propio contenedor. Este tipo de orquídeas son aéreas, son plantas que crecen naturalmente en la copa de los árboles de las zonas tropicales. En esas zonas no hay tierra y las raíces se adhieren a las cortezas de los árboles Por esta razón el recipiente debe ser transparente para que las raíces puedan hacer la fotosíntesis. Si vemos que las raíces tienen un color verdoso, será señal de que están sanas.
Luz
Las Phalaenopsis son orquídeas que necesitan mucha luz, cuanta más luz tengan es mejor para ellas. Por lo general los tallos de las orquídeas crecen hacia la luz y por eso es muy normal que al comprar la planta los tallos estén erguidos hacia arriba, ya que la luz de los viveros suele ser cenital.
Es normal que una vez tenemos la planta en nuestro hogar, con el paso del tiempo los tallos se terminen torciendo. Esto ocurre por la necesidad de luz que tienen. Buscan la luz y al estar cerca de una ventana se acaban dirigiendo hacia ese lado.
Humedad ambiental
El otro factor básico para el cultivo de las Phalaenopsis es la humedad ambiental. No debemos olvidar que estas plantas son originarias de zonas tropicales.
Si vivimos en zonas con ambientes secos, es importante pulverizar agua cerca de las hojas de las plantas. De esta forma lograremos ese ambiente húmedo que necesitan. De esta manera lograremos que las raíces no estén deshidratas ya que si las raíces no están sanas nuestra planta tampoco lo estará. Si vemos que a una orquídea se le seca una raíz, esto será síntoma de que la planta no tiene suficiente humedad ambiental.
Además, también es muy importante realizar un buen riego semanal, dependiendo del grado de humedad que tenga la planta.
Reproducción
En su hábitat natural, las Phalaenopsis se reproducen mediante semillas microscópicas. Este proceso ha sido replicado en laboratorio para dar origen a nuevas especies híbridas pero requiere de tecnología y conocimientos que se escapan a la mayoría de los aficionados. No obstante, este género nos regala con otro tipo de reproducción mucho más simple: Los “keikis”. Este consiste en la aparición en una vara floral de una pequeña plantita (keiki) que es copia exacta de la planta madre que le dio origen.
El proceso puede acelerarse a partir del corte de una vara floral (por encima de un nudo en la parte media) y tras su floración y posterior caída de flores. Se recomienda retirar con cuidado la fina piel que recubre la yema del nudo para que llegue más luz y estimule la aparición del keiki.
La planta se va desarrollado desde el tallo floral, apareciendo raíces aéreas. Una vez estas raíces miden entre 3 o 4 centímetros se procede a la separación del keiki del tallo de la planta madre a la que está unido. El siguiente paso será plantar el hijuelo en un pequeño recipiente con el preparado habitual de corteza. De esta manera disponemos de una nueva planta autónoma que ira desarrollándose.